Visperas de un Tiempo Nuevo

Ayer comí torrijas en la Campana, siempre me gusta comer este típico pastel en las vísperas de la Semana Santa, aunque en casa ya llevan tiempo degustandolas. La Campana no es solo una pastelería, es el testigo principal a través de los años de lo que ocurrirá en pocos dias en esta ciudad.
Esquina con la calle Sierpes aglutinará saeteros, cofrades, turistas y gentes variopintas que llenaran de distintos sonidos y colores, de silencios, de lagrimas, con trajes claros y alegres, con mantillas y trajes oscuros , bandas de cornetas en los cristos, bandas de música en los palios, de silencios en algunas, de música de capilla en otras... de quejios y saetas.

El Viernes de madrugada, conocido en Sevilla como "la Madrugá" pasaré con mi tunica negra de ruán, tunica rancia y antigua, como mandan las ordenanzas y canones de la hermandad, acompañando en un via crucis interior al Señor de Sevilla y estas gentes antes aludidas haran de la Campana templo de rezos y anhelos, de peticiones y gracias, no hay nadie que al paso de el no se vista de humildad clara, es el que lo puede todo y el que renueva la vida, es al que rezo desde la cuna y al que sigo año tras año con tunica.