El Convento de Santa Maria da Vitória (también conocido como Monasterio de Batalha) se sitúa en Batalha, Portugal, y fue mandado edificar por el rey Juan I como agradecimiento del auxilio divino y celebración de la victoria en la Batalla de Aljubarrota. Es uno de los mejores y más originales ejemplos de la arquitectura gótica tardía en Portugal, mezclado con el estilo manuelino. Se sorprende al espectador con su profusión de frontones, chapiteles, pináculos y contrafuertes. Se ha convertido en un símbolo de orgullo nacional
El monasterio fue construido para agradecer a la Virgen María la victoria de las tropas de Portugal sobre las de Castilla en la batalla de Aljubarrota en 1385, cumpliendo la promesa del rey Juan I de Portugal. La batalla puso final a la crisis de 1383-1385. El monasterio tardó dos siglos en ser construido, empezándose en 1386 y terminándose en 1517, durante el reinado de casi siete reyes.
El monasterio de Batalha es uno de los más importantes monasterios góticos de Portugal.Requirió los esfuerzos de casi quince arquitectos (Mestre das Obras da Batalha), pero para siete de ellos el título no fue nada más que un honor otorgado temporalmente.
La construcción necesitó recursos extraordinarios, tanto humanos como materiales. Se utilizaron estilos artístico y técnicas que eran desconocidos hasta ese momento en Portugal.
En el inicio de las obras del Monasterio de Batalha fue construido un pequeño templo, cuyos vestigios eran todavía visibles en los albores del siglo XIX. Esta edificación, Santa Maria-a-Velha (Santa María la Vieja) , también conocida por Igreja Velha (Iglesia Vieja) servía de local para la celebración de los sacramentos (las crónicas de la época dicen que era una iglesia humilde) y como cementerio para los primeros habitantes de Batalha: los arquitectos y los obreros que construían el monasterio.
El primer arquitecto fue el portugués Afonso Domingues quien se encargó de la obra hasta 1402. Él fue quién diseñó la planta y muchas de las estructuras en la iglesia y el claustro son responsabilidad suya. Su estilo era, básicamente, gótico radiante. Sin embargo hay influencias del periodo inglés denominado Periodo Perpendicular. Hay similitudes con la fachada de York Minster y con la nave central y el crucero de la Catedral de Canterbury. Se sabe que al proyecto inicial corresponden la iglesia, el claustro y las dependencias monásticas inherentes, como la sala capitular, la sacristía, el refectorio y anexos. Es un modelo que se asemeja al adoptado, en términos de organización interna, al del gran monasterio alcobacense.
El trabajo de Domingues fue continuado por Huguet desde 1402 hasta el año 1438. Este arquitecto, probablemente descendiente de catalanes, introdujo el gótico flamígero. Éste se manifiesta en la fachada principal, en la cúpula de la sala capitular, en la Capela do Fundador(Capilla del Fundador), en la estructura básica de las Capelas Imperfeitas (Capillas Inacabadas) y en las naves septentrional y oriental del claustro principal. Fue el responsable de elevar la altura de la nave central hasta los 32,46 m. Alterando las proporciones consiguió que el interior de la iglesia pareciera incluso más estrecho. Terminó el transepto pero murió antes de finalizar las Capelas Imperfeitas. La Capela do Fundador, es una capilla funeraria, que fue añadida al proyecto inicial por el propio rey Juan I. Lo mismo sucedió con la rotonda funeraria conocida por Capelas Imperfeitas, iniciativa del rey Eduardo I de Portugal.
Tumba de Mateus Fernandes.Durante el reinado de Alfonso V de Portugal, el arquitecto portugués Fernão de Évora continuó el proceso de construcción durante 1448 y 1477. Añadió el claustro de Afonso V (o menor) y las dependencias adyacentes. Fue sucedido por el arquitecto Mateus Fernandes el Viejo durante el periodo 1480-1515. Este maestro del estilo manuelino trabajó en el pórtico de las Capelas Imperfeitas. Junto con el famoso Diogo Boitac realizó la tracería de las arcadas del Claustro Real. Durante el reinado de Juan II fue notable su desinterés por la construcción. El trabajo en el monasterio continuó en el reinado de Juan III de Portugal con la incorporación de la excelente tribuna renacentista (1532) de Juan de Castillo. La construcción se interrumpió en 1516-1517, cuando el rey Manuel I decidió dedicar todos sus esfuerzos en la construcción del Monasterios de los Jerónimos en Lisboa.
El terremoto de 1755 provocó algunos daños en el edificio, pero mucho más grandes fueron los daños infligidos por las tropas napoleónicas de Masséna, quien saqueó y quemó el edificio en 1810 y 1811. Posteriormente cuando los Dominicos fueron expulsados del complejo en el año 1834, la iglesia y el monasterio fueron abandonados y terminaron en ruinas.
En el 1840 el rey Fernando II de Portugal comenzó un programa de restauración del monasterio abandonado, salvando esta joya de la arquitectura gótica. Fue restaurado en el siglo XIX, bajo la dirección de Luís Mouzinho de Albuquerque, de acuerdo con la traza de Thomas Pitt, viajero inglés que estuvo en Portugal a finales del siglo XVIII y que fue la persona que diera a conocer por toda Europa el monasterio a través de sus grabados. En esta restauración el edificio sufrió transformaciones más o menos profundas, marcadas por la destrucción de dos claustros, al lado de las Capelas Imperfeitas y, en el marco de la extinción de las órdenes religiosas en Portugal, por la retirada total de los símbolos religiosos, buscando convertir el monasterio en un símbolo glorioso de la Dinastía de Avis y sobre todo de su primera generación (la denominada Ínclita Geração -generación ínclita- de Camões). Data de esta fecha la actual configuración de la Capela do Fundador y la vulgarización del término de Monasterio de Batalha (para celebrar la victoria sobre Castilla en Aljubarrota) en detrimento de Santa Maria da Vitória, en una tentativa de erradicar definitivamente las denominaciones que recordasen el pasado religioso del edificio. La restauración duró hasta los primeros años del siglo XX.
Fue declarado monumento nacional en el año 1907.
En el año 1980 el monasterio fue convertido en museo.
En 1983 fue incorporado por la Unesco a su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad
El monasterio fue construido para agradecer a la Virgen María la victoria de las tropas de Portugal sobre las de Castilla en la batalla de Aljubarrota en 1385, cumpliendo la promesa del rey Juan I de Portugal. La batalla puso final a la crisis de 1383-1385. El monasterio tardó dos siglos en ser construido, empezándose en 1386 y terminándose en 1517, durante el reinado de casi siete reyes.
El monasterio de Batalha es uno de los más importantes monasterios góticos de Portugal.Requirió los esfuerzos de casi quince arquitectos (Mestre das Obras da Batalha), pero para siete de ellos el título no fue nada más que un honor otorgado temporalmente.
La construcción necesitó recursos extraordinarios, tanto humanos como materiales. Se utilizaron estilos artístico y técnicas que eran desconocidos hasta ese momento en Portugal.
En el inicio de las obras del Monasterio de Batalha fue construido un pequeño templo, cuyos vestigios eran todavía visibles en los albores del siglo XIX. Esta edificación, Santa Maria-a-Velha (Santa María la Vieja) , también conocida por Igreja Velha (Iglesia Vieja) servía de local para la celebración de los sacramentos (las crónicas de la época dicen que era una iglesia humilde) y como cementerio para los primeros habitantes de Batalha: los arquitectos y los obreros que construían el monasterio.
El primer arquitecto fue el portugués Afonso Domingues quien se encargó de la obra hasta 1402. Él fue quién diseñó la planta y muchas de las estructuras en la iglesia y el claustro son responsabilidad suya. Su estilo era, básicamente, gótico radiante. Sin embargo hay influencias del periodo inglés denominado Periodo Perpendicular. Hay similitudes con la fachada de York Minster y con la nave central y el crucero de la Catedral de Canterbury. Se sabe que al proyecto inicial corresponden la iglesia, el claustro y las dependencias monásticas inherentes, como la sala capitular, la sacristía, el refectorio y anexos. Es un modelo que se asemeja al adoptado, en términos de organización interna, al del gran monasterio alcobacense.
El trabajo de Domingues fue continuado por Huguet desde 1402 hasta el año 1438. Este arquitecto, probablemente descendiente de catalanes, introdujo el gótico flamígero. Éste se manifiesta en la fachada principal, en la cúpula de la sala capitular, en la Capela do Fundador(Capilla del Fundador), en la estructura básica de las Capelas Imperfeitas (Capillas Inacabadas) y en las naves septentrional y oriental del claustro principal. Fue el responsable de elevar la altura de la nave central hasta los 32,46 m. Alterando las proporciones consiguió que el interior de la iglesia pareciera incluso más estrecho. Terminó el transepto pero murió antes de finalizar las Capelas Imperfeitas. La Capela do Fundador, es una capilla funeraria, que fue añadida al proyecto inicial por el propio rey Juan I. Lo mismo sucedió con la rotonda funeraria conocida por Capelas Imperfeitas, iniciativa del rey Eduardo I de Portugal.
Tumba de Mateus Fernandes.Durante el reinado de Alfonso V de Portugal, el arquitecto portugués Fernão de Évora continuó el proceso de construcción durante 1448 y 1477. Añadió el claustro de Afonso V (o menor) y las dependencias adyacentes. Fue sucedido por el arquitecto Mateus Fernandes el Viejo durante el periodo 1480-1515. Este maestro del estilo manuelino trabajó en el pórtico de las Capelas Imperfeitas. Junto con el famoso Diogo Boitac realizó la tracería de las arcadas del Claustro Real. Durante el reinado de Juan II fue notable su desinterés por la construcción. El trabajo en el monasterio continuó en el reinado de Juan III de Portugal con la incorporación de la excelente tribuna renacentista (1532) de Juan de Castillo. La construcción se interrumpió en 1516-1517, cuando el rey Manuel I decidió dedicar todos sus esfuerzos en la construcción del Monasterios de los Jerónimos en Lisboa.
El terremoto de 1755 provocó algunos daños en el edificio, pero mucho más grandes fueron los daños infligidos por las tropas napoleónicas de Masséna, quien saqueó y quemó el edificio en 1810 y 1811. Posteriormente cuando los Dominicos fueron expulsados del complejo en el año 1834, la iglesia y el monasterio fueron abandonados y terminaron en ruinas.
En el 1840 el rey Fernando II de Portugal comenzó un programa de restauración del monasterio abandonado, salvando esta joya de la arquitectura gótica. Fue restaurado en el siglo XIX, bajo la dirección de Luís Mouzinho de Albuquerque, de acuerdo con la traza de Thomas Pitt, viajero inglés que estuvo en Portugal a finales del siglo XVIII y que fue la persona que diera a conocer por toda Europa el monasterio a través de sus grabados. En esta restauración el edificio sufrió transformaciones más o menos profundas, marcadas por la destrucción de dos claustros, al lado de las Capelas Imperfeitas y, en el marco de la extinción de las órdenes religiosas en Portugal, por la retirada total de los símbolos religiosos, buscando convertir el monasterio en un símbolo glorioso de la Dinastía de Avis y sobre todo de su primera generación (la denominada Ínclita Geração -generación ínclita- de Camões). Data de esta fecha la actual configuración de la Capela do Fundador y la vulgarización del término de Monasterio de Batalha (para celebrar la victoria sobre Castilla en Aljubarrota) en detrimento de Santa Maria da Vitória, en una tentativa de erradicar definitivamente las denominaciones que recordasen el pasado religioso del edificio. La restauración duró hasta los primeros años del siglo XX.
Fue declarado monumento nacional en el año 1907.
En el año 1980 el monasterio fue convertido en museo.
En 1983 fue incorporado por la Unesco a su lista de lugares Patrimonio de la Humanidad
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